Del día 13 al 15 de marzo de 2009 tuvo lugar en Londres un singular encuentro.Una serie de prestigiosos
intelectuales de la izquierda (post)marxista mantuvo algo tan infrecuente como un debate filosófico sobre
el comunismo,más concretamente,sobre «La Idea de Comunismo ».Este acontecimiento es singular por
varios motivos:en primer lugar,por ser probablemente -a nuestro conocimiento-el primer coloquio de este
tipo jamás organizado desde que el comunismo moderno hiciese entrada hace siglo y medio en la escena
política e intelectual europea.Nunca antes,en efecto,se había organizado un coloquio cuyo tema fuera el
comunismo y aún menos uno que tratara este tema desde el punto de vista de la filosofía,por mucho que
se hubieran dedicado numerosísimos encuentros a lo que se denominaba la «construcción del socialismo »
o a otros disparates teóricos y políticos como el «hombre nuevo socialista » o el “arte proletario ”.En segun-
do lugar,lo que confiere una importante nota de singularidad al encuentro es el hecho de que tenga lugar
veinte años después de que la cultura política oficial,incluida la de la izquierda,decretase la «muerte » del
comunismo y la segunda y definitiva muerte de Marx,asociando,por cierto,tales muertes a un pretendido
«fin de la historia ».El «fracaso » de los socialismos reales aportó según la doctrina oficial la prueba defi--
nitiva del carácter erróneo del marxismo y de todas las doctrinas que en él se basaban.El horror totalitario
desencadenado por el stalinismo se asociaba así al fracaso material del socialismo haciendo que la consta-
tación de la bancarrota del sistema fuese inseparable del acta de condena de sus crímenes.Conforme a lo
dictaminado por Von Hayek,Popper o Friedman,la utopía comunista era a la vez un error,un fracaso y un
crimen.En un momento en que,como recuerda Slavoj Zizek,la ideología del fin de la historia es comparti-
da por la inmensa mayoría y el fukuyamismo tiene fuerza de evidencia aun en la izquierda,hablar del comu-
nismo en serio,no desde la negación de su fracaso,
sino desde la asunción de este como punto de parti-
da de una interrogación filosófica es un auténtico
desafío al orden existente.Ciertamente,la conferen-
cia sobre el comunismo de Londres no fue un
encuentro político en el sentido habitual -a menos
que se considere la filosofía a la manera de Althusser
como un «condensado » de la política en el terreno
de la teoría o como la “política de la verdad ” cara a
Michel Foucault.Se trataba de hablar de una idea.
Sin embargo,dedicarse a determinadas ideas puede
ser políticamente determinante,como pudo serlo
para Lenin entre la revolución de 1905 y la de 1917
estudiar durante una temporada en la biblioteca de
Ginebra la Lógica de Hegel.Este gesto de retorno a
la teoría como urgencia política inspira la convoca-
toria del encuentro de Londres,deseado y previsto
desde hacía tiempo por sus dos promotores:Slavoj
Zizek y Alain Badiou.
Es de destacar a este respecto que se da la coin-
cidencia,no casual,de que tanto Zizek como
Badiou,así como Jacques Rancière figuran entre los
autores habituales de la revista norteamericana
Lacanian Ink .Esta revista,que reúne a psicoanalis-
tas y filósofos influidos por la enseñanza de Jacques
Lacan publica trabajos que van desde la clínica ana-
lítica al análisis social.En sus páginas y en las acti-
vidades organizadas alrededor de la revista se ha
producido un nuevo encuentro del marxismo y del
psicoanálisis enteramente distinto de lo que se
denominara “freudomarxismo ”.El marxismo de
orientación lacaniana que inspira la revista dista años luz de los himnos al principio de placer y a una eco-
nomía libidinal liberada de un Reich o de un Marcuse.Dentro de la problemática en la que se mueven los
autores de Lacanian Ink la enseñanza de Jacques Lacan hace de la teoría de Freud algo incompatible con
cualquier economía incluso libidinal y pone en un lugar central lo que excede de todo cálculo y de toda
racionalidad económica y política.Ni Freud ni Marx son economistas:central en ellos es el desequilibrio y
la disfunción,no la armonía y el principio de placer se encuentra siempre ligado con la pulsión de muerte.
El objetivo fundamental,aunque en cierto modo,subterráneo,del encuentro de Londres sobre la idea
del comunismo fue dar una respuesta a los planteamientos de Fukuyama sobre el fin de la historia y com-
batir al menos desde un punto de vista teórico su hegemonía.Entre las intervenciones más significativas
cabe reconocer dos grandes líneas:1)frente a la idea de un fracaso definitivo del comunismo desde un
punto de vista ético y político,Zizek,Badiou y en parte también Rancière defendieron una ética y una polí-
tica comunista (más allá)del fracaso,e incluso una auténtica teoría materialista del fracaso;2)frente a la
idea del fracaso del comunismo como fuerza material,Michael Hardt y Toni Negri mostraron el carácter
intrínsecamente ya comunista del trabajo y de la producción en el actual capitalismo globalizado,defen-
diendo un comunismo de “los comunes ” frente a un capitalismo que procura de manera cada vez más vio--
lenta someter estos comunes en que se basa la productividad y la riqueza a relaciones de propiedad.En cier-
to modo,también ellos dan cuenta del fracaso del comunismo,aunque sea del potente fracaso de un comu-
nismo ya existente bajo la relación capital.En cualquier caso,se trata de un fracaso que no paraliza,sino
que obliga a asumir un renacido ímpetu político,un ímpetu constituyente.
Sin despreciar otras interesantes contribuciones de carácter fundamentalmente histórico,nos centrare-
mos en estas dos líneas cuyo improbable encuentro constituye,a nuestro juicio,el aspecto más original de
este singular coloquio.Renunciaremos obviamente a hacer un resumen de las intervenciones,pues un buen
número de ellas es ya accesible en distintos sitios de internet (en particular,en el de Lacanian Ink )y nos
ocuparemos exclusivamente de determinar el contenido de las dos líneas de fuerza que informaron la con-
ferencia.
I.La teoría materialista del fracaso
Lo primero es partir de la derrota como hecho histórico.Caben pocas dudas sobre la entidad y la intensi-
dad de la derrota sufrida por el conjunto de fuerzas que se reconocen en el comunismo desde mediados de
los años 70.Esta derrota fue primero moral y cultural.Tuvo que ver a este respecto con la necesidad de
defender los planteamientos comunistas apoyándose en algún tipo de realidad histórica que los plasmara
y con la simultánea imposibilidad de reconocer en el “socialismo real ” un modelo mínimamente aceptable..
Bastó,entre finales de los años 70 y principios de los 90,la ofensiva de los nuevos ideólogos “humanita-
rios ” enmarcada por una poderosa campaña de propaganda para provocar una completa debacle del pen--
samiento y la acción política de izquierda.Tras casi 20 años de ofensiva ideológica acompañada por una
enorme intensificación de la agresividad en la lucha de clases de las distintas fuerzas capitalistas y una enor-
me debilidad del movimiento obrero fordista (organizado por el stalinismo o la socialdemocracia),la caída del ignominioso muro de Berlín marcó el fin de una época en la que materializado en realidades muy ajenas al comunismo.
El fracaso de la primera gran oleada comunista iniciada con la revolución de octubre se identificó enton-
ces con el fracaso del comunismo como tal.El fin de la historia coincidía,según Francis Fukuyama,con el
fin del comunismo.Esta afirmación pretendidamente anticomunista tenía,muy a pesar de su autor,impli-
caciones que no lo eran tanto.Si la historia se acaba con el comunismo,ello se debe al hecho de que la his-
toria es hoy intrínsecamente dependiente de la hipótesis comunista.En otros términos,sin la hipótesis
comunista no hay historia.ni política ni pensamiento.A pesar de la intensidad de la ofensiva en favor de la
necesidad histórica del capitalismo y de la democracia representativa,lo más que han podido conseguir las
clases dominantes es hacer que estas formas últimas y pretendidamente necesarias de la economía y de la
política sean hoy obligatorias.Todo lo que han logrado es imponer una prohibición sobre el comunismo
haciéndolo salir por todo tipo de medios de la esfera pública.Sin embargo,la propia existencia e insisten-
cia de esa prohibición revela la presencia de algo capaz de resistirle.
Las intervenciones de Slavoj Zizek y la de Alain Badiou coincidieron en señalar el hecho de que un fra-
caso,por real e indiscutible que sea,sólo obliga a abandonar objetivos e hipótesis de los que se puede pres-
cindir.El comunismo no es uno de ellos.Como
afirma Badiou en un texto algo anterior a la con-
ferencia de Londres,pero cuyo contenido coinci-
de plenamente con el de su intervención y sirvió
de hecho de lema a la propia conferencia:“la
hipótesis comunista sigue siendo la hipótesis
correcta,ya lo he dicho,no veo ninguna otra.Si
hubiera que abandonar esta hipótesis,ya no
vale la pena hacer nada en el plano de la acción
colectiva.Sin el horizonte del comunismo,sin
esta idea,nada en el devenir histórico y político
puede ya interesar al filósofo.Que cada uno se
ocupe de sus asuntos,y se acabó .” De ahí que
reconocer el fracaso de una forma concreta de
plasmación de esta hipótesis no justifique en
modo alguno su abandono.Kant en Teoría y
Práctica se planteaba ya un problema semejante a propósito de la expresión “Esto es verdad en teoría pero
irrealizable en la práctica ” aplicada al ámbito político..¿Es acaso la imposibilidad práctica de un objetivo
necesario -un imperativo de la razón según Kant-una razón suficiente para su abandono?¿Es incluso mera-
mente posible abandonar ese objetivo?El coste de ese abandono lo recordaba Sartre en unas declaraciones
que cita Badiou :“En una entrevista,Sartre dice en sustancia:“si la hipótesis comunista no fuera correc-
ta,si no fuera practicable,ello significa que la humanidad no es en sí una cosa muy distinta de las hor-
migas o de las termitas .”¿Qué quiere decir con ello?Que si la competencia,El “libre mercado ”,la suma
de los pequeños goces y los muros que los protegen del deseo de los débiles son el alfa y el omega de toda
existencia colectiva o privada,el bicho humano carece de todo valor.“ En otras palabras,,abandonar la
hipótesis comunista es abandonar la política como tal en favor de la mera gestión de la sociedad que,con
un término perfectamente adecuado y acorde con la teoría política clásica,Jacques Rancière denomina
“policía ” y Kant denominaba “despotismo ”.
¿En qué medida no sólo es cierto,sin embargo,que el comunismo “ha fracasado ” sino que,,incluso,está
“condenado ” al fracaso??En cierto modo,esto es algo que ya sabemos desde que Marx lo formulara en la
Ideología alemana :“Para nosotros,el comunismo no es un estado que debe implantarse,un ideal al que
haya de sujetarse la realidad.Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al
estado de cosas actual .” El comunismo no es un objetivo,,un objeto de deseo para el sujeto,sino el motor o
la causa del deseo político.Como motor y causa del deseo no puede hacerse realidad,implantarse como un
estado de la sociedad.Incluso en una sociedad “comunista ” el comunismo seguirá desbaratando cada uno
de los órdenes “policiales ” alcanzados..La distinción entre la gestión de las personas y la gestión de las cosas
es bastante imprecisa:lo que hace del ser humano algo distinto de una hormiga o de una termita es preci-
samente el hecho de que se plantee constantemente esa distinción a lo largo de su existencia.El esclavo era
para Aristóteles una cosa,un “autómata dotado de palabra ”,el proletario,por su parte,es libre,pero sólo lo es para vender su fuerza de trabajo como cosa.
La tensión entre gestión de las cosas y libertad de
los humanos ha sido y será un dato permanente
de la historia de la especie.Un dato que inscribe,
como sabía Aristóteles,la política en la esencia
misma del hombre.Pero esta tensión es precisa-
mente,a su vez lo que impide que haya una fina-
lidad intrínseca y definitiva de la comunidad
política,una perfección de la ciudad o un fin de la
historia.
Ahora bien,el motor del deseo del zoon politi-
kon es la idea imposible y necesaria de una “socie-
dad ” de “libres ” e “iguales ” basada en la “libre ”
“cooperación ” y no en el “mando ” y la “jerarquía ”.
Esto y no otra cosa es el comunismo.El hecho de
que todos y cada uno de los términos que hemos
utilizado para definirlo tenga un carácter rigurosamente político y,sea por lo tanto,objeto de discusión y de
antagonismo,nos muestra la imposibilidad de concebir el comunismo como un mero colectivismo racional
y pacificado.Si el comunismo llegara a ser algo así -es lo que pretendieron Stalin y sus acólitos-estaría sus-
tentado en un pretendido saber racional anónimo que ocultaría una dominación de clase,la de quienes Stalin
denominara en su prefacio a la constitución soviética del 36 “la intelligentsia “.No hay,pues,a riesgo de caer
en el hormiguero o la termitera,un modelo comunista,sino una exigencia comunista que fracasa necesaria-
mente a través de los distintos modelos en que procura realizarse.El comunismo es así una paradoja,un
“monstruo de la verdad ” en el que se expresa la verdad de la política como imposibilidad necesaria..
El fracaso necesario del comunismo no justifica ni hace necesario el capitalismo.El capitalismo -al igual
que el socialismo stalinista-es,dentro de su ropaje liberal,un régimen de policía,un régimen tendencial-
mente neutralizador de toda vida política.El “éxito ” del capitalismo es siempre un fracaso de la libertad y
de la igualdad:la transcripción totalitaria de la libertad y la igualdad en términos de mercado.Libres en el
capitalismo son los sujetos del contrato mercantil;iguales,por abstractos e indiferentes,son los mismos
sujetos en cuanto meros portadores de valores,de trabajo abstracto.Ni esta libertad ni esta igualdad for-
man un vínculo político,sino un circuito de intercambios,un orden de cosas capaz de “funcionar ”.
En cierto sentido,el comunismo que fracasa es más productivo que todos los éxitos del capitalismo.Su
fracaso deriva de la imposibilidad afirmada por Badiou de que exista jamás un “Estado comunista ”.“Estado
comunista ” es un oxímoro..El capitalismo puede en cambio hacer pasar su eficacia por un éxito.Efec -
tivamente,ha sido capaz a lo largo de los siglos de integrar cada vez más diferencias e incluso contradiccio-
nes a condición de que estas sean compatibles con su dinámica fundamental basada en las relaciones de
mercado y la acumulación indefinida.Dentro de estos límites,el capitalismo puede ser progresista,huma-
nista y tolerante.Como afirmaba Zizek en su intervención,puede presentarse como el régimen que recha-
za el racismo en favor de un racismo “razonable ” basado en una protección “sensata ” contra la inmigración,,
o que introduce el estado de excepción como una medida necesaria destinada a proteger las libertades.Es
el régimen del mal menor generalizado.
La crisis del capitalismo no es en sí misma una vía de salida,pues el hundimiento del sistema financiero
puede perfectamente aprovecharse como una ocasión de reestructurar el orden capitalista según las líneas
descritas por Naomi Klein en la Doctrina del Shock .Todo el mundo ha podido aceptar que se diera una abso-
luta prioridad a la salvación de los bancos en crisis,respecto a la de los niños o la naturaleza.El capital se ha
convertido,según Zizek en lo real de nuestras vidas.La pregunta es si estamos dispuestos a aceptar la preten-
dida naturalidad del capitalismo o más bien a reconocer y desplegar sus antagonismos.Para ello,es necesario
que pueda reconocerse un más allá del capital en la imposibilidad necesaria del comunismo.Defender el
comunismo como “idea ” tal y como lo plantea Badiou es afirmar la posibilidad de que se dé el “acontecimien-
to ”,la ruptura del “estado de cosas ” reinante..La “Idea ” no es una mera abstracción,,sino “la posibilidad for-
mal de otras posibilidades ”.El comunismo como “idea ” es hoy “el nombre de la política ”.
El comunismo se presenta así como un fracaso necesario,no sólo en el sentido de que su fracaso sea inevi-
table,sino,sobre todo,en el de que constituye,incluso como fracaso,una necesidad irrenunciable.Zizek lo
ilustra con unas palabras de Samuel Beckett procedentes de su obra “Worstward!Ho!”:“Try again,fail again,fail better “ ((“Inténtalo de nuevo,fracasa de nuevo,fracasa mejor.”)embargo,queda por minar el contenido de este intento.Jacques Rancière lo sitúa en la lucha indefinida propia del comunismo
-tal vez no de “los comunistas “-y de la democracia y aun de la propia política por “incluir a los excluidos ”.
Esto da solamente una indicación formal de lo que puede ser el infinito empeño de una democracia comu-
nista,pero nada nos dice sobre su contenido material.Como indican tanto Zizek como Toni Negri y Michael
Hardt,el contenido del comunismo es la recuperación de los “comunes ”,de lo “común ”.La referencia al
comunismo nos permite según Zizek ver el “cercado ” ((“the enclosure ”)al que se ven sometidos hoy los “co -
munes ”,un cercado que atraviesa la propia naturaleza humana en un momento en que las biotecnologías
aspiran a transformarla para adaptarla a las exigencias del orden mercantil.Lo que supone hoy el capitalis-
mo es una pérdida más grave aún que la expropiación del proletario,es la pérdida de la propia subjetividad
en el orden de cosas propio del mercado.Propone así Zizek:“Radicalizar el concepto marxista de proleta-
rio llevándolo a un nivel existencial,al del sujeto evanescente del cogito cartesiano .” Ese sujeto de la cien--
cia (del “cogito ”)que,según recuerda Lacan,no coincide con su propio pensamiento,se ve hoy enfrentado
a los intentos del orden científico y técnico del capitalismo por hacerlo coincidir sin ningún residuo con la
cadena de significantes de la ciencia.La recuperación de lo común se convierte así en una tarea urgente
frente a esta forma extrema de expropiación de nosotros mismos.
II.El comunismo de los “comunes ”
Michael Hardt y Toni Negri en sus intervenciones correspondientes intentaron retrazar el fundamento
ontológico del comunismo como realidad subterránea que subyace al orden capitalista --y probablemente
a cualquier orden social-presentando un comunismo de “lo común ”.Negri parte de la idea propia de la
línea de pensamiento marxista asociada al nombre de Autonomia Operaia según la cual el desarrollo del
capitalismo guarda directamente relación con las distintas formas que adopta la subjetividad colectiva del
proletariado.Esta tesis se articula en su intervención con la idea materialista foucaultiana de que todo
poder es relación .El capital se ve así como relación entre un sujeto proletario y las distintas instancias de
poder capitalista.El dominio del capital es el resultado de una pugna permanente,más o menos explícita o
discreta.En estas circunstancias todo éxito es relativo e inestable y jamás puede concebirse un sistema per-
fecto de dominación más allá del antagonismo,algo así como un fin de la historia.
Si bien este principio general es válido para el conjunto de la historia del capitalismo,adquiere hoy en el capi-
talismo cognitivo un nuevo sentido,una particular radicalidad.La producción cognitiva es efectivamente ya en
sí misma producción que a la vez se basa en lo común del conocimiento y promueve el despliegue de lo común,
produce colectivamente lo común.Se entiende que,como afirma Negri,esta productividad de lo colectivo pueda
difícilmente integrarse en los moldes de la propiedad capitalista.A este respecto Negri coincide enteramente con
Badiou y con Zizek en su rechazo simultáneo de la propiedad privada y de la pública,consideradas ambas como
formas de expropiación de lo colectivo.Lo público estatal es lo que,por pertenecer al Estado,no es de nadie.El
socialismo de Estado radicaliza la expropiación de los comunes productivos que ya opera la propiedad privada
capitalista.El socialismo,al igual que el capitalismo se oponen hoy al comunismo entendido como “comunismo
de lo común ”.
La paradoja del capitalismo actual es que ha
tenido que dejar desarrollarse en su propio seno,
no sólo al proletariado que lo ha de enterrar,sino
el propio modo de asociación productiva que hoy
le permite sobrevivir como capitalismo cognitivo,
pero que a la vez amenaza constantemente con
destruir la propiedad capitalista desde el interior
mismo de la relación capital.La relación entre
capital y multitud es hoy de extrema tensión.La
imposición de la propiedad tanto privada como
pública es hoy resultado de la mera violencia.El
neoliberalismo es así “acumulación por despose-
sión ” según propone Harvey..
De ahí la exigencia de Michael Hardt de que,
al hablar del comunismo simplemente se prescinda del concepto de propiedad.La propiedad conoció en efecto,a lo largo de la historia del capitalismo una
evolución desde formas de propiedad inmóvil como la propiedad de la tierra o la de los activos materiales
a formas de propiedad con enorme movilidad como la de los activos financieros.El dinero,según el Marx
de los Manuscritos debe triunfar sobre todas las demás formas de propiedad privada.Ahora bien,este
triunfo de la propiedad móvil es hoy el correlato de la hegemonía de la producción inmaterial o biopolítica
basada en el trabajo intelectual y afectivo.Este sector productivo,aun minoritario en porcentaje de la
población activa desempeña un papel dirigente,pues todos los demás tienden a adquirir sus característi-
cas:movilidad,flexibilidad,capacidad de recombinación etc.Hoy en día el sector inmaterial,según recuer-
da Hardt,ocupa el mismo papel dirigente respecto al conjunto de la producción que ocupaba la producción
industrial en tiempos de Marx.La propiedad móvil que se materializa en los circuitos financieros pugna por
controlar unos comunes productivos cada vez más inasibles.Para ello se opone al despliegue autónomo de
los comunes productivos,mucho más que a la propiedad pública,como hemos podido ver en los primeros
tiempos de la actual crisis financiera marcados por una imponente ola de estatalización del capital.La
pugna entre el capital y los comunes productivos tiene un carácter dramático,pues la productividad del tra-
bajo inmaterial decrece al ser privatizada.La clave central de la crisis actual es precisamente esta insoluble
contradicción que se manifiesta en la incapacidad por parte del capital de controlar el proceso productivo.
“Todo proyecto comunista debe empezar por una crítica de la economía política que sea a la vez una
crítica de la propiedad y una afirmación de los comunes “,afirma Hardt en su conclusión.La crítica de la
economía política de Hardt y Negri tiene en común con la de Marx una peligrosa ambigüedad:no se sabe
nunca muy bien si el término de la crítica es una “mejora “ de la economía o una radical destitución de la
economía respecto de cualquier pretensión epistemológica.De ahí la gran vacilación,propia de toda la his-
toria del marxismo entre posiciones evolucionistas y revolucionarias.O bien se espera del propio desplie-
gue de la esfera económica la superación del capitalismo y del Estado,o bien esta superación debe proce-
der de una intervención política autónoma.La propuesta comunista de Negri asume ese riesgo y esa ten-
sión hasta el límite,pues no vacila en hablar de un “comunismo del valor de cambio “,de un comunismo
que parte de la relación capital existente y de la socialización de la producción alcanzada dentro de esa rela-
ción como modo de salida de la relación capital.El capitalismo actual incluye y presupone el comunismo
como elemento indispensable de su propia productividad,pero al mismo tiempo lo liquida y desestructura
permanentemente a través de la propiedad pública y privada y del Estado.Esto explica la constante vacila-
ción política de los autores de Imperio entre la subversión radical de la relación capital y su mansa acepta-
ción como horizonte político.Problemas tales como el de la política y el de la organización o no se plante-
an o se consideran ya resueltos por la dinámica interna de la multitud.Pensar el paso constituyente del
comunismo en esta paradójica situación constituye una dificultad de primer orden.El regreso a formas
estatales de acción política no es la solución.
El fracaso del comunismo se expresa aquí como éxito estructural de los comunes productivos.la pro-
ducción es hoy ya comunista.Lo que ocurre es que no existe ninguna causalidad lineal entre las fuerzas pro-
ductivas biopolíticas y las relaciones jurídicas y políticas en que se enmarca esta producción.La crítica de
la economía política exige -como lo exigía el propio programa de trabajo de la Crítica de la economía polí-
tica de Marx-una crítica del Estado.Para que el fracaso estructural del comunismo pueda abrir paso a nue-
vos fracasos/victorias coyunturales más allá del capitalismo es indispensable abandonar la perspectiva
“económica ” conforme a la cual la economía ejercería un papel determinante respecto de la política..Ello no
implica hacer la revolución “contra el Capital “,sino comprender en sentido radical la Crítica de la econo-
mía política como destrucción de la economía.
Conclusión
Si queremos que el comunismo no se convierta en una religión y la acción política en cumplimiento de la
teleología implícita en una economía (de la providencia o del mercado)es necesario oponerse al concepto
de fin o de cumplimiento de los tiempos.Para el materialismo no hay ni puede haber una finalidad de la
historia ni una perfección de la sociedad.La causa final es ilusoria,mera apariencia,por mucho que sea una
apariencia necesaria.El comunismo no es un ideal moral utópico e irrealizable,pero es ciertamente en pala-
bras de Brecht “lo más fácil,que es tan difícil de hacer ”.Una dificultad e incluso una imposibilidad insupe-
rables no son,sin embargo,un mero obstáculo sino un motor cuando la imposibilidad arraiga en lo espe-
cífico del “animal político ”.
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