04-09-2011 |
El paro no tiene solución bajo el capitalismo
Como escribió Don Carlos en "Das Kapital", la búsqueda por parte de las empresas de los beneficios y la productividad, les lleva a necesitar cada vez menos trabajadores, relativamente, al introducir nuevas técnicas e inventos, lo que crea un "ejército industrial de reserva" de mano de obra de parados cada vez más empobrecidos. "La acumulación de riqueza en un polo es, por tanto, al mismo tiempo acumulación de miseria en el otro polo".
Este proceso descrito por Marx es en la actualidad visible en todo el mundo, particularmente con los esfuerzos que realizan las compañías de EE.UU. para reducir los costos y conseguir que sigan aumentando las ganancias corporativas como parte de la producción económica total de más alto nivel, como venía ocurriendo en las últimas seis décadas. Ahora en EEUU la tasa de desempleo se sitúa en el 16 %, (calculándolas con parámetros europeos), empujando los salarios reales a la baja ya que llevan estancados más de 25 años a la vez que la miseria, el paro y las ejecuciones de hipotecas atenazan a los pobres y a las clases medias.
La primera potencia económica mundial es a su vez la que mantiene las desigualdades de ingresos más agudas como en Estados Unidos que ha llegado a su nivel más alto desde la década de 1920. Hasta la crisis iniciada en 2007, la disparidad en los ingresos fue oscurecida por factores tales como el crédito fácil, que permitió a algunos hogares pobres disfrutar de un estilo de vida que la propaganda del sistema les incitaba a imitar a los más ricos.
Bajo el capitalismo globalizado, que corresponde a la fase imperialista multinacional, el paro forzoso se ha convertido ya en estructural, (y no en coyuntural como era en las crisis anteriores), debido a diversos factores, entre los que se cuenta el desarrollo de la tecnología. El sistema capitalista funciona con la lógica de reducir los costos para incrementar la tasa de ganancia, objetivo primero del modelo. Las nuevas tecnologías, con la gran revolución científico-técnica, les permiten reemplazar trabajo humano, por las máquinas, la robótica y los modernos adelantos tecnológicos.
La maquinaria no necesita apenas descanso, no enferma, no tiene gastos de seguridad social, no reclama pagas extras ni pide aumentos salariales ni por tanto crea problemas sindicales. Las estadísticas de la primera potencia mundial, los EEUU, que mostraremos algunas a continuación, muestra cómo se está reemplazando trabajo en el que se utilizada mano de obra por métodos tradicionales, por el que se hace ahora con las máquinas de nuevas generaciones tecnológicas.
En EEUU, al igual que en la mayoría de los países, los trabajos manuales tradicionales que se realizaban en la agricultura se están sustituyendo por trabajo que realizan a través de la mecanización. En 1949 las cosechas de algodón se realizaban en un 94 % a mano y solamente un 6 % se empezaba a realizar a máquina. En 1972, el 100 % de la cosecha de algodón se realizaba ya mecánicamente.
En 1860 el 60 % de los trabajadores norteamericanos pertenecían al sector agrícola. En 2009 el sector agrícola utilizaba solamente un 3 % de los trabajadores. La industria del acero, entre 1982 y 2002 incrementó la producción de 77 millones de toneladas a 120 millones de toneladas mientras que los trabajadores del acero pasaron de 289.000 a 74.000 perdiéndose 215.000 puestos de trabajo.
El proceso de incremento de la producción y pérdidas de empleo es una trampa mortal del capitalismo. Es una de las contradicciones que se agudizan con el desarrollo de las fuerzas productivas y que no puede resolverse en bases capitalistas. En un poderoso fenómeno que provoca paro, miseria y desolación, que a su vez opera en cambios moleculares en la toma de conciencia de las masas que son empujadas a la lucha por defender sus puestos de trabajo a la vez que se rechazan los ataques que ello representa a los niveles de vida.
La primera cuestión que debemos plantearnos es a dónde han ido a parar los empleos destruidos en la agricultura y la industria. Provisionalmente podemos decir que fueron absorbidos por el sector terciario: Los Servicios, pero sigamos analizando.
Desde 1950 a 2002 los sectores de Servicios han ido absorbiendo ese exceso de mano de obra que provenía del desarrollo tecnológico del sector agrícola e industrial, como demuestran las estadísticas, pasando del 59 % al 82 % de la fuerza de trabajo acumulada en esos sectores terciarios. Pero el modelo ha colapsado en una crisis colosal de sobreproducción, cíclica del capitalismo, de onda larga, que estalló en el verano de 2007 en los EEUU. Hemos entrado en un ciclo descendente que presagia una lenta agonía del modelo de producción capitalista que a la larga no podrá resolver la cuestión social.
La automatización computerizada, que en sus inicios hizo abrigar esperanzas en la consolidación del modelo capitalista, ayudando a la globalización y permitiendo a algunos estrategas predecir “el fin de la historia”, ahora se ha vuelto dialécticamente en su contrario y comenzó la destrucción de empleos mucho más rápido que cuando se destruía en la agricultura y en la industria, con el agravante que ahora no existe ningún sector emergente que pueda absorber los excedentes colosales de paro a escala planetaria.
Según informa la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el número de parados a nivel mundial ha aumentado más de 30 millones desde el inicio de la crisis de 2007. El número de parados en todo el mundo ha alcanzado su máximo histórico.
Siguiendo con el análisis de lo que ocurría en EEUU, desde 1983 a 1993 también el sector bancario empezó a despedir personal perdiéndose el 37 % de los puestos de trabajo, sobre todo por la introducción de la computerización, la robótica y las nuevas tecnologías. Por ejemplo, los operadores de la telefonía han sido completamente reemplazados por computadoras y artilugios automáticos. El trabajo humano, cada vez con más celeridad está siendo reemplazado por la tecnología de forma fulminante.
El trabajo de las máquinas es más preciso, más productivo que la del artesano o del obrero; la máquina no se cansa, es más consistente que el obrero y no protesta. La automatización se emplea cada vez más en trabajos complejos como la medicina, la arquitectura, la investigación, la ciencia en general y otros menesteres que requieren trabajos repetitivos y monótonos.
El trabajo mental también está siendo sustituido desde hace tiempo por modernas computadoras, los móviles, los robots…que lo hacen todo mucho más rápido, más exacto y más perfecto que el obrero manual, por lo que eso no tiene vuelta atrás, el problema es que sustituir toda la mano de obra por plantas robotizadas donde no se utilice al obrero, es totalmente imposible, entre otras cosas porque existe una Ley tendencial a la caída de la tasa de beneficios que explica que, a medida que aumenta el capital constante y disminuye el capital variable, se produce una tendencia a la caída de la obtención de plusvalías, porque es la mano de obra del asalariado la que produce la ganancia. A su vez en la medida que se desarrollan las fuerzas productivas, que confirma la Teoría de las Plusvalías, donde se expresa que las ganancias del capitalista provienen del salario no remunerado por el capitalista a la clase obrera de donde obtiene las plusvalías que son los beneficios.
Sigue estando en discusión si operan a gran escala o se debilitan esas tendencias, pero en momentos de crisis como los actuales, se produce una aceleración que agrava la situación. Por otra parte, en base a los potentes complejos de ordenadores, se pueden averiguar las soluciones a los problemas que se plantean bajo el capitalismo, en base a realizar modelos por simuladores. Son procesos cognitivos basados en la información de los datos que se introducen en los programas.
Si tenemos un problema con nuestro automóvil, con el ordenador, o con cualquier electrodoméstico moderno, llamamos al servicio técnico, que casi siempre mediante otro aparato técnico lo analiza y nos diagnostica la avería o nos dice de dónde proviene el problema o si es de obsolescencia, por lo que nos aconseja sustituir la pieza dañada o el aparato en tu totalidad.
Cuando los estrategas del capitalismo, que controlan la economía a través de mecanismos como el FMI, la Banca Mundial, la ONU, el Pentágono o cualquier otro organismo, tienen un problema en el funcionamiento del modelo capitalista de libre mercado, en el que llevan ya cuatro años atascados sin dar con la solución eficaz, cualquier persona mínimamente inteligente empieza a darse cuenta de que algo gordo está ocurriendo, pues a alguien se le habrá ocurrido ordenar que hagan un análisis computerizado, al menos en simulación, para poder detectar lo que le ocurre al sistema capitalista que no funciona para obtener los resultados que esperan.
Seguramente más de uno de los cientos de miles de lumbreras que han estudiado economía en famosas y costosas Universidades, donde cuentan con al menos un Premio Nobel de Economía al año, habrán tenido la ocurrencia de averiguar dónde está el fallo para salir de la crisis, porque todos analizan lo que ha pasado, las quiebras, las deudas y todo lo demás, pero soluciones no se atreven a darla. ¿Qué resultados les habrán dado los simuladores de la economía para tener tanto pánico a decirles la verdad a los pueblos?
Posiblemente el diagnóstico sea que el motor del sistema capitalista está gripado, que el paro es estructural, que el modelo actual, robándoles constantemente los ricos a los pobres, no tienen solución porque se encuentra obsoleto y no se puede reformar ni reparar. Seguramente estén discutiendo los efectos de las fórmulas recomendadas, como la fórmula a) Aguantar e ir tirando con remiendos, recortes sociales, ataques permanentes a los intereses y derechos de las masas, rescates bancarios y otros intentos de “ingeniería financiera”, para restaurar la tasa de ganancias, con el pánico a que esto les reviente en las manos y se produzcan convulsiones sociales, levantamientos y revoluciones que en un momento dado no puedan controla. O la fórmula b) Un cambio de modelo de sociedad por obsolescencia y agotamiento del capitalismo, ya que seguramente han detectado que existen dos frenos absolutos que impiden al modelo actual desarrollar las fuerzas productivas, como son la propiedad privada de los grandes medios de producción, incluidos en ellos el sector financiero que ahoga y estrangula la producción real, y el freno total que representa las fronteras nacionales, cuyo modelo globalizado amenaza con guerras comerciales terribles imposibles de evitar.
Observando la proyección de las dos propuestas alternativas planteadas, para superar las contradicciones inherentes al sistema capitalista, no pude contemplarse más que la sustitución del capitalismo por el Socialismo, entendiendo éste como un modelo verdaderamente democrático donde se proceda a la nacionalización de la banca, los monopolios y los latifundios, bajo control democrático de la clase trabajadora y al servicio de los más necesitados, para poder utilizar los colosales recursos que existen en la sociedad y que se están infrautilizando, despilfarrando o destruyendo, para poder resolver los problemas de los seres humanos.
Con los recursos económicos y las grandes palancas de la economía en manos del pueblo y gestionados democráticamente podríamos planificar la economía para producir más, poniendo a todo el mundo a trabajar, con el objetivo de repartir con justicia el fruto del trabajo, mejorar la sanidad pública, la educación, desarrollar las infraestructuras, el ocio, la cultura, porque una vez que los recursos estén planificados democráticamente bajo el control de la mayoría, que es la clase trabajadora, con los avances tecnológicos podríamos reducir la jornada laboral para repartir el trabajo para que la población pudiese disfrutar de una vida mejor.
Con un nuevo modelo como el socialismo auténtico, la economía no se planificaría para obtener el máximo beneficio para unos cuantos banqueros, multinacionales y especuladores que se han convertido en verdaderos parásitos, sino para el bienestar del conjunto de la sociedad. Ese sería el camino para construir una sociedad verdaderamente democrática y socialista, donde, una vez liberados de la lucha cotidiana por la supervivencia y con los medios colosales de producción existentes puestos al servicio de todos y gestionados democráticamente, los trabajadores podríamos participar conscientemente en todas las decisiones políticas, económicas, sociales y culturales de la sociedad, ejerciendo la verdadera democracia socialista en un plano de igualdad.
Consideramos que en la actualidad, con la fuerza potencial que tiene la clase trabajadora asalariada en todo el planeta, la transformación socialista de la sociedad es más necesaria y posible que lo ha sido nunca. El único requisito que se necesita es la potenciación de un movimiento internacionalista de masas que defienda un programa auténticamente socialista bajo la firme dirección democráticamente representativa de trabajadores libres, honrados, inteligentes y justos, para lo que es imprescindible la participación de la mayoría de los jóvenes, los parados, los jubilados, los movimientos de lucha por la igualdad de género y demás capas de la sociedad, arrastrando tras de esta fuerza colosal al movimiento sindical, al movimiento cooperativo, a las empresas de economía social, a los autónomos e incluso a las pequeñas y medianas empresas. Todas esas son las fuerzas que están llamadas a luchar por acabar con el capitalismo e iniciar la construcción de la verdadera sociedad socialista. Para ello es preciso poner la ética al servicio de la economía y ésta al servicio de la Humanidad.
José Martín Rodríguez es portavoz de la corriente Izquierda Socialista de Málaga-PSOE. Is-psoe.malaga@terra.es
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